Sobresaliendo de la costa noreste de la República Dominicana y disfrutando del océano, el paraíso natural que es la Península de Samaná es tan codiciado hoy como lo fue en el siglo XVI. Los piratas se escondían en sus exuberantes bosques llenos de palmeras, playas aisladas y cuevas escondidas, mientras que las tropas europeas y haitianas competían por su bahía protegida de aguas profundas. Hoy en día, Samaná (a menudo abreviada para referirse a toda la península) está bien conectada por tierra y aire, pero sigue siendo el escape aislado y paradisíaco de playas salvajes, plantaciones de cocos y selvas tropicales de la República Dominicana.